Porcupine Tree
Sala Apolo, Barcelona, 11 de octubre de 2008

P o r  F e r n a n d o  G o n z a l e z

Porcupine Tree es hoy en día una de las bandas más influyentes de nuestro tiempo (a mi entender la mejor), de eso ya no quedan dudas, junto con otras es la vanguardia del progresivo actual sin caer en lugares comunes, sin hacer revisionismo histórico de las grandes formaciones de los años setenta, y sobre todo sin autoplagiarse, ya que cada nuevo trabajo es un ejemplo de evolución, originalidad y calidad.
Toda su su discografía demuestra la amplia gama de registros estilísticos combinados en uno propio que Steve Wilson sabe componer y producir brillantemente.
Esta actuación en Barcelona forma parte de la gira de Fear of a Blank Planet - Nil Recurring, y los que tuvimos el privilegio de estar allí el 11 de octubre pudimos presenciar un adelanto de lo que serán sus conciertos en Tilburg, en donde la banda grabará los días 15 y 16 su segundo dvd en vivo.
Ya en escena, Steve Wilson, muy suelto como en toda la noche, con su guitarra electroacústica tocaba los primeros acordes de "Normal", canción hermana gemela de "Sentimental".
Con armonías vocales muy logradas, arreglos acústicos y entradas contundentes, comenzaba un concierto cuyo repertorio elegido, si bien pasó por el camino que la banda transita en la actualidad, más duro y más potente, la inclusión de temas antiguos en el concierto quizás obedezca a que quieren remarcar que apuestan por todo lo que han hecho y por ser un grupo multimodal y sin restricciones.
Siguió "Blackest Eyes", tema que por estas tierras sonó bastante en las radios; a partir de ese momento el público se sintió protagonista acompañando con las cabezas el pegadizo riff de guitarra y respondiendo al final con una ovación impresionante.
La excitación disminuye en el siguiente tema dando paso a la tranquilidad de "Stars Die" que con sutiles juegos de voces y teclados nos lleva a una atmósfera flotante; y esa atmósfera tan delicada va creciendo en "What Happens Now?", transformándose en una fuerza arrolladora que nos introduce al clima de lo que vendrá..."Anesthetize". Es el momento de una obra maestra colosal, lo mejor del concierto, un tema que verlo tocar en vivo resulta toda una experiencia porque es impresionante en todo su desarrollo, sublime para los sentidos, tierno y brutal… Este tema vale por sí solo todo el concierto, su totalidad provoca una energía especial, es una creación de una belleza y una estructura musical abrumadoras.
Cada integrante goza de su momento de lucimiento individual: Richard Barbieri en teclados, es un talentoso de los arreglos, aunque abusó un poco de los samplers en algunos pasajes, y Colin Edwin en el bajo, muy concentrado, combina el buen gusto con claridad y precisión, pero el que hace delirar al público es el extraordinario baterista Gavin Harrison, quien emplea toda una artillería imaginativa de combinaciones complejas e increíbles, es un virtuoso de su instrumento, su técnica es perfecta, y le da al grupo una potencia estremecedora.
Pero él sólo es una soberbia muestra de la increíble versatilidad de la banda, que durante los casi 18 minutos de placer total que dura la canción nos pasean por lo máximo que Porcupine Tree es capaz de ofrecer. (Solamente una vez en mi vida había tenido la sensación de decir: “no puedo creer lo que estoy viendo!”, fue en un concierto de Magma en Niza cuando tocaron un tema que duró 40 minutos de locura progresiva, y me quedé extasiado, y dije como Víctor Hugo entre lágrimas de emoción: “barrilete cósmico, de qué planeta viniste!...”) Porcupine Tree nos hizo tocar el cielo con esta sublime canción, solo queda decir una sola palabra: ¡Gracias!
Los que vieron el concierto de Madrid un día antes tuvieron la suerte de apreciar el video proyectado en la pantalla gigante (que por razones de tamaño del escenario de Barcelona, no se pudo armar), y así poder disfrutar de las imágenes que dan mayor énfasis a lo que transmite este temazo, desde la inocencia del comienzo hasta el momento del clímax que se produce en la segunda parte cuando aumentan las distorsiones de las guitarras, la canción estalla y el niño protagonista del video enloquece.
Mientras tanto, la belleza de la tercera parte nos conmueve, y finalmente el tema de desvanece, se apaga lentamente, y todo se transforma en una ovación entre gritos y aplausos.
Siguió "Open Car", un buen tema de Deadwing, y a continuación vivimos otro de los momentos gloriosos del concierto con "Dark Matter", delicadísima canción que combina perfectamente los tramos instrumentales de hermosas texturas, con los vocales, un guiño para aquellos fans que añoran los temas de la etapa Signify.
La poca iluminación de la sala le quitó un poco de parafernalia al show, por lo que todo se centró mucho más en lo musical y por otra parte hizo que se creara una armonía intimista entre el grupo y el público.
"Wedding Nails" el único instrumental de la noche, sonó vertiginoso y contundente, luego siguieron "Strip the Soul" y "3", unidas como fueron concebidas en las maquetas previas a la grabación de estudio. Un comienzo con el bajo profundo de Colin Edwin, de una sofisticada simpleza, y un desarrollo de claroscuros misteriosos. A veces da la sensación que Porcupine Tree mejora sus versiones de estudio.
Para la siguiente canción, "Half Light", cara B del single "Lazarus", Wilson utilizó su juguete nuevo, una guitarra muy novedosa que tenía en su diapasón una pantalla que proyectaba imágenes de colores. La melodía fluye entre suaves arreglos, cantada casi susurrando, fue el momento de mayor ternura del concierto en donde brilló la voz de John Wesley, parte fundamental de la banda en vivo, excelente en voces y armonías, muy bien en segunda guitarra, pero inseguro en los punteos. Una lástima que su solo en "Anesthetize", originalmente tocado por Alex Lifeson, no haya estado al mismo nivel…
Se nota una buena vibración entre los músicos, muy compactos como grupo, Steve Wilson mucho más comunicativo habló bastante con la gente, se expresó y disfrutó más que en los conciertos previos, por eso, el público respondió siempre con una entrega total.
Él fue el personaje de la noche, genio de múltiples proyectos, casi siempre detrás de su flequillo lacio, para algunos es un genio arrogante, nosotros tuvimos la suerte de cruzar algunas palabras con él después del concierto, y nos atendió muy gentilmente a pesar de estar algo cansado, y nos pareció una persona introvertida y algo tímida.
Ya en el último tramo tocan los dos temas que cierran el disco Fear of a Blank Planet: "Way Out of Here" y "Sleep Together", con un final contundente en donde abundan la sofisticación y algunos toques psicodélicos, algo así como zeppeliano-beatlesco (reminiscencias de "No Quarter" y "I am the Walrus"), que seguramente fueron inspiración para Dave Stewart en la creación de los arreglos orquestales hermosamente ejecutados por Richard Barbieri. ¡Un final espectacular y una larga ovación!
Al regresar para los bises, la angustia de "Sleep of no Dreaming" nos emociona, y finalmente "Trains", una joya que Steve Wilson remarcó que fue tocada en vivo por primera vez en el 2003 en la sala Bikini de Barcelona durante la gira de In Absentia (¡yo estuve presente!).
Porcupine Tree suena tan bien en vivo que creo que cualquier concierto podría ser editado. Ahora resta esperar la edición del próximo DVD para disfrutar nuevamente de esta banda que alcanzó la madurez casi desde el principio.