(click
aquí para leer la aclaración técnica
sobre el problema de interferencia radial durante el concierto)
FOCUS
Teatro Astral, Ciudad de Buenos Aires
Martes 25 de marzo de 2003
escribe
Uri Lecziky, Mellotronweb.com.ar
La
Otra Mejilla
No
es facil ser soporte de una banda con más de 30 años
de trayectoria, que se presenta por primera vez en un país.
Diego Mizrahi y Nexus lo sabían cuando subieron a hacer
sus prolijos e inspirados sets con pasión mientras
la gente esperaba el plato fuerte.
Pero
lo comprobaron finalmente cuando "el gordo" Thijs
Van Leer se sentó a su Korg y con los primeros acordes
mostró que con poco, hacía mucha diferencia.
Las dos bandas argentinas habían cumplido y mostraron
su muy buen material, pero lo que estaba por venir era un
hecho histórico para el progresivo argentino. Van Leer,
único sobreviviente del Focus original, y su nueva
-fantástica- formación, habían llegado
desde Holanda y muchos no podían creer que aquéllos
viejos discos, gastados hasta el hartazgo, sonaran en vivo
en plena calle Corrientes.
El
ambiente se calentaba y con el pasar de algunos clásicos
como Harem Scarem o Sylvia, Focus demostraba su mejor truco:
además de progresivo, fue, es y será una poderosa
banda de rock and roll.
La
Catedral de Estrasburgo, Hocus Pocus, Focus II, temas de los
nuevos discos, alguna remake como el "tango" que
había sido incluido en uno de los úlitmos discos
que tuvo a Jan Akkerman en la formación, un tema del
"Focus con Proby" para los nada tacaños bises.
Hubo de todo. La magnitud escénica no estaba dada ni
por el humo, ni por las luces, ni por la movilidad de los
músicos. Con los héroes pasan esas cosas. Uno
los ve, sentados ahí, y con eso basta. Thijs Van Leer
asombró con su virtuosismo y derrochó ganas
de entregarse a un público desconocido. Y para los
amantes de Focus fue suficiente. No importaba la maldita radio
que molestaba filtrándose en el sonido. No importaba
que era martes a medianoche y que al otro día habría
que levantarse para ir a trabajar. En el Astral estaba Focus.
Ey, ¡yo vi a Thijs Van Leer!
El
rock tirolés que conquistó a buena parte del
mundo en los setenta, mostró su vigencia a pesar de
que en tantas batallas, algunas cualidades quedaron en el
camino. Pero los aplausos no se detuvieron ni siquiera cuando
el líder de la banda pidió disculpas al público
por no poder tocar la flauta debido a una parálisis
facial, y el público, melancólico por lo que
se perdía, pero agradecido con su entrega, le rindió
homenaje comprendiendo que cuando se sigue en escena después
de tantos años, entregando tanto de sí, y sabiendo
resignarse a una mejilla rebelde que se cansó y no
quiere tocar más, es que se ha aprendido algo: que
en la música, como en la vida, se gana cuando se sabe
poner la otra mejilla.
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